Cuando Su Yaya despertó, se encontró en un mundo novedoso como la esposa sustituta del director ejecutivo, una mera carne de cañón. Sabiendo que el divorcio y un final trágico la esperaban una vez que regresara su doble, el primer amor del presidente, Su Yaya solo confiaba en una cosa: el dinero. Se ganó el favor de su esposo todos los días, ahorró recursos y lo sirvió como una esposa fiel. Era mejor dejarle una buena impresión antes de la separación para evitar sus banderas de muerte. El prepotente presidente quedó muy satisfecho con ella y le entregó personalmente su tarjeta platino: “¡Tómala y compra lo que quieras!”. Su Yaya aceptó felizmente. ¡Por supuesto que se aprovecharía de sus mimos antes de que apareciera la protagonista femenina!