Una noche, la bestia canina Kohaku se cuela en un hospital de bestias para robar medicamentos estrogénicos. Sin embargo, la escena es descubierta por el doctor Takatsuji, e incluso pierde el conocimiento y se derrumba. Cuando Kohaku abre los ojos, Takatsuji le administra un inhibidor, pero su entusiasmo no disminuye, por lo que comienza un examen. "Tu pecho estaba hinchado. Es extraño para un chico..." Kohaku comienza a temblar ante el toque de Takatsuji que toca su cuerpo...