“¡Ayúdame a pintar un retrato de mi verdadero rostro!”, demandó un hombre llamado Zain, mientras aparecía frente al pintor, Lu, en una esquina. Viviendo juntos como mecenas y artista, Lu descubre que Zain es, en realidad, un vampiro. Después de conocerlo, Lu comienza a tener la esperanza de que Zain sólo beba su sangre, y no la de otros.