En definitiva, me gustó la lencería femenina desde muy pequeña, y ahora que soy sacerdote, me la he pasado a escondidas vistiéndola. Un día, Kirijin, un artesano del vidrio, descubrió el secreto y vino a reparar vidrieras. Sin embargo, Kirito no reveló el secreto y lo compartió dulcemente ... ¡El amor fetiche de Ito Irono!